19 may 2012

En ese lugar, en el medio de la nada, con tantos árboles, con tanto pasto, tanta naturaleza junta, eso, te explota la cabeza. Es ahí cuando pensás, y el corazón, sin uno quererlo, te late, y te pide a gritos que hables de él. Porque funciona, late y está vivo, aunque hace unos días, nos dio un gran susto. ¿Qué es eso de que no hable?, ¿Qué es eso de que duela?¿Qué es eso de que sufra?. Nunca lo había sentido. Automáticamente, recorre por él, ese gustito tan ciclotímico, de tanta alegría a tanta profundidad, tanto dolor y pensamiento. Pero esos minutos de alegría valen mas que el mundo entero. Y la cabeza ayuda. El pensamiento con el corazón van tan conjuntamente de la mano, y a la vez están tan separados. Dan miedo. Increíble como la cabeza puede manipular al corazón y como ese corazón puede elegir, y a veces elige mal. Pero no hay pensamiento que valga si el corazón no responde. Y mi corazón, adivinaste, ¡está vivo!.

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